Aprende a Aliviar la Ansiedad
Porque aliviar tu ansiedad nunca fue tan fácil....

Aprender a Detectar la Ansiedad

Nuestro cuerpo dispone de sistemas básicos que nos ayudan a conseguir determinados objetivos necesarios para la vida (como la autoprotección o la alimentación) y a protegernos de las amenazas externas.

La ansiedad es, en muchos casos, una respuesta normal ante una amenaza, que tiene por objetivo protegernos, como veíamos en el artículo sobre qué es la ansiedad y por qué se produce. Esta respuesta implica diferentes sistema (fisiológico, afectivo, cognitivo y conductual), que se activan de diferente manera según sea la amenaza.

En los trastornos de ansiedad, la amenaza percibida es irreal o exagerada, pero suficiente como para hacer que el sistema se active como si tuviera que protegernos de una terrible amenaza. Así pues, aunque una persona puede desear hablar en público con fluidez, expresar correctamente lo que desea decir y permanecer tranquila, sus sistemas no están obedeciendo a sus deseos, sino a la amenaza que percibe en la situación (la posibilidad de una evaluación negativa por parte de los demás). Cuanto menos efectiva y más incapaz se considere esta persona para afrontar la situación, mayor será la amenaza que percibe y mayor la activación de este sistema de autodefensa que le empuja a evitar la situación temida.

La activación del sistema de ansiedad ante la amenaza percibida (en este caso, el rechazo del grupo) genera una serie de síntomas que le impide funcionar correctamente y eso, a su vez, aumenta la sensación de amenaza.

Como decíamos, los síntomas de ansiedad pueden dividirse en cognitivos, afectivos, conductuales y fisiológicos. Al mismo tiempo, las reacciones pueden ser de tres tipos: movilización, inhibición y desmovilización.

Movilización

Se produce cuando los sistemas se activan para la acción (huida o lucha). Se da en los cuatro sistemas mencionados:

  • Cognitivo. La persona es excesivamente consciente de sí misma y está hipervigilante, buscando constantemente indicios que demuestren la existencia de un peligro. Por ejemplo, la persona que teme hablar en público observará cada gesto de su audiencia. Aparecen pensamientos repetitivos de amenaza, como: no seré capaz de hacerlo, siempre me equivoco, soy incompetente, quedaré como un idiota, etc. O aparecen en su mente imágenes mentales que muestran las cosas desagradables que pueden pasarle.

  • Afectivo. Aparecen emociones que van desde una ligera tensión o incomodidad hasta el terror.

  • Conductual. Movimientos nerviosos, temblar, suspirar, moverse de un lado a otro, evitar la situación, etc.

  • Fisiológico. Se produce una activación del sistema nervioso simpático. Por ejemplo, palpitaciones, sudoración o aumento de la presión sanguínea.

Inhibición

En la inhibición se produce lo contrario a la movilización; es decir, los sistemas se inhiben y bloquean para inmovilizar a la persona e impedirle actuar:

  • Cognitivo. Se produce un bloqueo de diversas funciones con problemas para recordar, para concentrarse, para pensar o para ser objetivo. Puede haber confusión mental, sensación de irrealidad, sensación de que las cosas parecen distantes o sensación de que va a desmayarse.

  • Conductual. Se produce una inhibición del movimiento, cierta rigidez de los músculos de la cara, palidez, y rigidez muscular general que hace que los movimientos sean torpes y bruscos, impidiendo realizar correctamente ciertas actividades, como escribir o tocar un instrumento. Puede producirse también tartamudeo, problemas para hablar e incluso mutismo parcial.

  • Fisiológico. Aparecen síntomas como hipotensión, desmayo, debilidad.

Desmovilización

Es una reacción de colapso que suele ocurrir sobre todo cuando hay una reacción exagerada al ver sangre o heridas, aunque puede ocurrir también en otros casos. Los principales síntomas son debilidad y desmayo debido a hipotensión y reducción de la frecuencia cardiaca.

Síntomas fisiológicos

En general, los síntomas fisiológicos (tanto de movilización como de inhibición) pueden afectar a diversos sistemas:

  • Cardiovascular. Hipertensión, hipotensión, disminución o aumento de la frecuencia cardiaca, desmayo.

  • Respiratorio. Respiración agitada, respiración enlentecida, problemas para respirar, presión en el pecho, respiración superficial, sensación de nudo en la garganta, sensación de ahogo.

  • Neuromuscular. Reflejos aumentados, sobresaltos, insomnio, espasmos, temblores, rigidez, debilidad general, inestabilidad, piernas tambaleantes.

  • Gastrointestinal. Dolor abdominal, pérdida de apetito, asco de la comida, náuseas, vómitos, reflujo gastroesofágico, malestar abdominal.

  • Aparato urinario. Deseo urgente de orinar, deseo de orinar con frecuencia.

Piel. Palidez, rubor facial, sudor localizado (por ejemplo, en las palmas) o general, sofocos, picores.

Fuente de la Información: about


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